CONCIERTO EN HONOR DE SANTA CECILIA
Como cada 22 de noviembre se celebra el día de Santa Cecilia Patrona de la Música conmemorándose así el día de su muerte. Según cuentan los datos históricos, Santa Cecilia pertenecía a una familia de patricios romanos. Se había convertido al cristianismo desde su infancia. Fue dada en matrimonio a un joven pagano al que ella, tras celebrar su matrimonio, le confesó que había consagrado su virginidad a Dios, y que un ángel velaba para que ésta no fuera arrebatada. El recién estrenado marido le dijo que quería ver a ese ángel que la custodiaba, contestándole ella que para eso tendría que bautizarse y así convertirse al cristianismo. Cosa que el marido aceptó, siendo bautizado por el papa Urbino. Pero el destino no les tenía nada bueno preparado, siendo condenados a muerte por convertirse al cristianismo. Se dice también que Santa Cecilia fue sometida a tortura condenada a morir ahogada. Como sobrevivió, finalmente la mandaron decapitar: otro intento fallido. Agarrándose a la vida, murió tres días después.
En estos días previos a la celebración de Santa Cecilia he podido leer en prensa una noticia relativa a que quizá Santa Cecilia sea la patrona de la música por "error"; un error de traducción en las Actas de Santa Cecilia, en la que aparece la palabra latina órgano, que fue traducida como instrumento musical, haciendo referencia a que ella tocaba el órgano. En códices más antiguos se sostiene la idea de que la palabra órgano hacía referencia a los instrumentos de tortura.
Sea o no ciertas estas hipótesis, el Teatro Auditorio del Revellín celebró el día de la patrona de la música con un concierto que nos ofreció la Orquesta de Cámara Mikhailova´s Stars Chamber Orchestra creada por la violinista rusa Mikhailova. Dicha orquesta, nació como proyecto que brinda a los jóvenes la oportunidad de introducirse a nivel profesional en el mundo de la música clásica y está compuesta por estudiantes de la Escuela Reina Sofía de Madrid. Esta orquesta es acompañada al piano por su madre la pianista Victoria Mikhailova, que se encargó de abrir el concierto.
Aunque la primera pieza del programa fuera barroca: un Concierto para piano y orquesta en Fa menor BWV 1056 de Bach, el programa se centraba principalmente en obras del siglo XIX con compositores como Schubert, Tchaikovsky, Massenet, Bazzini y el violinista español Pablo de Sarasate.
Un repertorio de piezas en el que tuvo un gran protagonismo el virtuosismo y manejo del violín de la solista Mikhailova, que irrumpió en el escenario con una falda larga amarilla,- bastante llamativa-, que rompió con la sobriedad del negro del grupo de cámara y también con el mito de que el color amarillo no da muy buena suerte a los artistas. Al parecer a ella no le hizo mucho efecto, ya que demostró tener tablas y mucho talento atreviéndose con piezas de gran dificultad técnica.
La técnica se mezcló con el halo romántico de piezas muy melódicas con obras como la Leyenda en Sol menor para violín y orquesta op.17 de Wieniawsky, compositor y violinista polaco y la más que conocida Meditación de Thaïs; un intermezzo sinfónico para violín y orquesta de la ópera Thaïs (1894) de Jules Massenet.
Estos fueron los momentos más emotivos en la interpretación de Mikhailova, en un programa en el que el peso de las restantes piezas, fueron destinadas, más que nada, para derroche virtuosístico del violín, que quedó patente de nuevo, hasta en las piezas que nos regalaron como propina, como el Zapateado de Sarasate, en el que hasta ella, junto con el resto de la orquesta, acompañaron pasajes de la melodía con el típico zapateado.
Y así, rendimos culto a Santa Cecilia un año más, para que siga llenando de música nuestras vidas.
Por último, felicitar a todos los músicos que hacen que la música nos llegue y nos toque. Por siempre.
Patricia Pérez
Licenciada en Historia y Ciencias de la Música