The Lovers
The Lovers, espectáculo atrevido sin ser soez, con desparpajo, luminoso, chispeante y perfecto trabajo preparado hasta con las improvisaciones. Roma Calderón ejerce de anfitriona sin cortarse un pelo en sus afirmaciones y sus llamadas de atención al público para que nadie se despiste; con petición de tequilas si llega el caso y lo llega, las veces que haga falta y con finura y destreza para calibrar la sonrisa del cómplice espectador. Un espectáculo en el que la carcajada se produce, la sonrisa se mantiene y la reflexión se introduce.
Establece un clima de comunión con el público, empatía lo llamaba ella más allá de sus largas piernas que empalizaban perfectamente coordinadas en simbiosis con las historias que evolucionaron a lo largo de dos horas de muestra de un cotilleo hacia las interioridades de cada uno, de las que en ocasiones no hablamos pero que nos hace entresacar alguna muesca porque, en el fondo, nos sentimos de algún modo identificados.
Roma Calderón no deja indiferente a nadie, se podría llegar a afirmar que el papel le sugestiona para colarse en nuestras vidas sin que nos demos cuenta y esa facilidad de asimilación nos estimula a seguir palpando nuevas realidades, incluso aquellas donde una buena papa (borrachera) nos pueda truncar una noche mágica.
Por Miguel Ángel Mendoza Gómez