MAYORGA EN CEUTA
Juan Mayorga comenzaba el prólogo de una recopilación de textos y memorias de la compañía Animalario, a la que estuvo estrechamente ligado, con la siguiente aseveración: "El teatro es un arte político. El teatro se hace ante una asamblea. El teatro convoca a la polis y convive con ella. Sólo en el encuentro de los autores con la ciudad, sólo entonces, tiene lugar el teatro. No es posible hacer teatro y no hacer política". Está bien recordar esta declaración de principios de uno de los autores más reconocidos de nuestra dramaturgia actual porque a partir de ahí es fácil derivar lo demás.
Es fácil presentarlo como flamante Premio Nacional de Literatura Dramática (2013), como adaptador de textos clásicos que van desde la tragedia griega (Hécuba) hasta el drama rural valleinclanesco (Divinas Palabras) pasando por Lope, Calderón o Shakespeare. Es en estos momentos el autor teatral más prolífico, el más solicitado. Matemático y doctor en Filosofía, profesor de Dramaturgia y de Filosofía en la Real Escuela Superior de Arte Dramático, Director de la Cátedra de Artes Escénicas de la Universidad Carlos III.
Es fácil confundir a este autor con su éxito, con su prestigio. Pero sería necesario subrayar que, antes que nada, Mayorga es una actitud y una mirada que no se dejan encasillar. Mayorga es tanto su raíz clásica y humanista como la voluntad de sátira en Alejandro y Ana o de denuncia en el oscuro drama de los abusos pederastas de Hamelin.
Ahora se presenta en Ceuta con una obra sobre Teresa de Jesús y su inquisidor, y muchos se preguntan qué habrá visto el autor madrileño en la carmelita descalza. Qué tendrá que decir la mística abulense reformista en la presente sociedad mediática y virtual. Este es el reclamo y aquéllas son las garantías. Porque de lo que podemos estar seguros es de que no asistiremos a un vano ejercicio de estilo. Uno de los hombres de teatro más notables de la polis acude a nuestra asamblea para exponer sus razones sociales, literarias y estéticas. Esta vez, además, se estrena como director. Solo queda agradecer esta oportunidad a los que lo han hecho posible y prestar todos los sentidos a lo que nos viene a ofrecer.
José María García Martín
