La Consejería de Sanidad y Consumo, mediante el Servicio de Control de Plagas, que depende de Sanidad Ambiental, llevó a cabo en 2013 cerca de 64.000 actuaciones de desratización (35.086) y desinsectación (28.681) entre las realizadas de oficio, los tratamientos periódicos en instalaciones y dependencias públicas y las realizadas a demanda de ciudadanos.
Actuando de esta manera, Sanidad Ambiental controla las plagas y limita el uso de biocidas. Esto es lo mismo que decir que previene los efectos que sobre la salud de las personas tendría la falta de ese control y el uso desmedido de aquellos productos. Desde la Consejería completan que, además de eso, se limita el costo y el deterioro medioambiental.
En su balance de 2013, el Servicio de Control de Plagas de Sanidad Ambiental pone el acento en la dependencia del ser humano de su entorno y apela a la importancia de utilizar de forma profesional los productos de control de plagas, pues son elementos de impacto en el medio ambiente. "La dependencia del entorno nos hace vulnerables a los grandes cambios ambientales, como el cambio climático, que puede ser origen de graves alteraciones en los ecosistemas y en la salud de las poblaciones humanas", explican.
Además, el cambio climático tiene implicaciones en la distribución y ecología de las plagas, lo que aumenta la necesidad de una vigilancia y manejo competente de los programas de control y la necesidad, también, de un mayor cuidado con la venta y empleo de plaguicidas. Se trata, en definitiva, de utilizarlos de forma exitosa pero sin causar efectos adversos sobre el medio ambiente, los trabajadores que los utilizan y los ciudadanos en general.
El Servicio de Control de Plagas de la Ciudad lo prestan cinco aplicadores de plaguicidas de carácter ambiental que están formados de manera adecuada a lo que marca la legislación y dotados de los medios precisos.
Ese Servicio se integra en el área de Salud Ambiental, cuyos profesionales, en líneas generales, enfocan desde la prevención las causas de las enfermedades. De hecho, también se ocupan de cuestiones tales como la mejora en las condiciones de la vivienda, la mejora de la calidad del aire, la disminución de los niveles de ruido y el control del agua que bebemos y de las aguas en las que nos bañamos.