La Consejería de Educación, Cultura y Mujer ha programado el espectáculo Ceuta danza, en el que participan el Ballet de María José Lesmes, la Academia de Baile Josefina Weil, el Estudio de Danza Terpsicore y el Ballet de Rosa Founaud, con motivo del Día Mundial de la Danza, que se celebra el 29 de abril, para el día 20 a las 21.00 horas en el Teatro Auditorio del Revellín.
Los interesados podrán adquirir su entrada al precio de 5 euros desde el lunes en el Punto de Información Cultural de Gran Vía, que abre de 10.00 a 13.00 y de 17.00 a 20.00 horas.
Cada una de las bailarinas intervinientes participará de forma desinteresada en esta conmemoración del Día Mundial de la Danza, razón por la que la Consejería ha obsequiado a las participantes con dos entradas.
MANIFIESTO
Este año, ha sido el coreógrafo y director de la compañía Eastman, Sidi Larbi Cherkaoui, la persona encargada del mensaje del Día Mundial de la Danza, instituido por el Instituto Internacional de Teatro de la UNESCO en 1982 para atraer la atención sobre el arte de la danza. El título del manifiesto es: "Celebremos la interminable coreografía de la vida". Dice así:
"A lo largo del tiempo, a través de los años, lo que permanece es, ante todo, el arte. Aquello que el ser humano deja a sus herederos parece ser, al fin y al cabo, arte, bien sea en forma de edificios, libros, pintura o música. O movimiento o danza. En este sentido, pienso en la danza como en la lección de historia más actual y más actualizada que existe, ya que está en constante relación con su pasado más reciente y sólo puede ocurrir en el presente.
De alguna manera, la danza no reconoce fronteras del mismo modo en que lo hacen otras artes, incluso cuando ciertos estilos tratan de limitarse a sí mismos o de trabajar dentro de un marco. El movimiento de la vida, su coreografía y su necesidad de cambio constante entran en acción rápidamente permitiendo que ciertos estilos se mezclen entre sí. Todos engranan de forma natural y la danza se establece sólo en el espacio al que pertenece: el del presente siempre cambiante.
Creo que la danza es una de las formas de expresión más honestas que existen y por eso debemos apreciarla y conservarla porque, excepciones aparte, cuando la gente baila, tanto si es en una representación de ballet como en una batalla de hip hop, en un espectáculo contemporáneo underground o en la discoteca, rara vez hay falsedad o máscara en ello. Las personas se reflejan las unas a las otras constantemente, pero, al bailar, lo que más reflejan es quizás, ese momento de honestidad.
Al movernos como otras personas, al movernos con otras personas y al verles moverse, es como mejor podemos sentir sus emociones, pensar sus pensamientos y conectarnos con su energía. Es, quizás entonces, cuando mejor y más claramente podemos conocerles y entenderles.
Me gusta pensar en el espectáculo de danza como en una celebración de la co-existencia, como una forma de dar y crear espacio y tiempo para los demás y para nosotros mismos. Tendemos a olvidarlo, pero la belleza subyacente del espectáculo en vivo reside, principalmente, en la convergencia de una masa de personas, sentadas una al lado de la otra, compartiendo el mismo momento. No hay nada de privado en ello, un espectáculo es una experiencia extremadamente social. Todos nosotros reunidos por este ritual, que es nuestro vínculo con el espectáculo, nuestro vínculo con el mismísimo presente.
Y así, en este 2012, deseo a todo el mundo, mucha danza. No se trata de olvidar los problemas del año 2011, sino muy al contrario, de enfrentarnos a ellos de forma creativa, de bailar en torno a ellos para encontrar la manera de engranar con los demás, con el mundo y con la vida convirtiéndonos en parte de su interminable coreografía. Dancemos para encontrar la honestidad y transmitirla, para reflejarla y celebrarla.