La Biblioteca Pública, dependiente de la Consejería de Educación, Cultura y Mujer, ha organizado una conferencia sobre la vida y obra del novelista y escritor de culto tangerino Ángel Vázquez. Será el jueves a las 20.00 horas en el Salón de Actos del Palacio Autonómico a cargo de la escritora Sonia García Soubriet.
Con este homenaje al autor de La vida perra de Juanita Narboni, la Consejería que dirige Mabel Deu celebrará el Día de la Biblioteca, que es mañana miércoles, una jornada que invita a la reflexión y toma de conciencia del importante e insustituible papel de las bibliotecas para la transmisión y conservación del patrimonio cultural, así como para el afianzamiento de la formación lectora de los niños y jóvenes.
Ángel Vázquez Molina (1929-1980) consiguió el Premio Planeta en 1962 con su primera novela, Se enciende y se apaga una luz. Sin embargo, es más recordado por la tercera, La vida perra de Juanita Narboni, que Javier Aguirre llevó a la gran pantalla en 1982, adaptación que tituló Vida perra y que protagonizó Esperanza Roy.
La literatura, el modo de evasión del autor
Introvertido, tímido y solitario, de niño; atormentado, de adulto, Ángel Vázquez sintió pronto el impulso irresistible de escribir, quizás por la necesidad de escapar de una realidad difícil, la misma que, por motivos económicos, lo sacó de las aulas para convertirlo, eso sí, en un devorador de los libros de todas las bibliotecas de Tánger, su ciudad natal y en la que alcanzó a escribir su segunda novela, Fiesta para una mujer sola.
Muertas su abuela y su madre –el padre los abandonó siendo él un niño-, marchó de Tánger y se instaló en Madrid, donde en 1976 vio la luz su tercera novela. La última etapa de su vida la pasó en una casa de huéspedes que él mismo bautizó como la mansión de Drácula y donde, deteriorado por el alcohol y otras penurias diarias, siguió escribiendo hasta su muerte, en 1980, de un ataque al corazón que lo sorprendió unas horas después de haber quemado sus dos últimas novelas.
El yaquetía en la obra cumbre de Ángel Vázquez
La vida perra de Juanita Narboni es un extenso monólogo en el que la protagonista, una solterona tangerina, cuenta la historia de su vida en su ciudad natal a la par que la decadencia de una forma de vivir que fue, en otro tiempo, gloriosa y única. El propio autor hace algunas aclaraciones en una nota introductoria, pues quiere que su novela sirva como testimonio de esa forma de vida, para lo que utiliza el universo femenino de Juanita, la ciudad de Tánger y el lenguaje tangerino, que adquiere la categoría de verdadero protagonista de la obra.
Y es que la intención de Vázquez fue restituir, en lo posible, el lenguaje de unos determinados habitantes. Las lenguas que se usaron allí, a excepción del árabe, estuvieron dominadas por un castellano popular que alimentaron, particularmente, los hebreos sefarditas. Esa particular forma de expresarse, sobre todo en las clases más populares, se conoce con el nombre de yaquetía. La vida perra de Juanita Narboni constituye, en este sentido, un importante documento, pues es la única obra literaria que recoge, con mayor o menor fidelidad, el habla de aquellos judíos casi perdida en la actualidad.
Vázquez también escribió cuentos, entre los que cabe citar El pájaro multicolor, La hora del té, El cuarto de los niños, El hombre que se enamoró de Bette Davis y Las viejas películas traen mala pata; y teatro, aunque no llegó a acabar su única obra de este género, El verano de las lechuzas.