El presidente de la Ciudad, Juan Vivas, acompañado por la vicepresidenta primera de la Asamblea, Adela Nieto, ha comprobado in situ cuánto ha mejorado el Centro de Menores Mediterráneo, que reabrió sus puertas el pasado julio después de una reforma integral proyectada a raíz del incendio que sufrió en 2011. El Gobierno aprovechó esa circunstancia para remodelar las instalaciones haciendo "de la necesidad virtud" para, pese a los momentos actuales de dificultad, poner el Centro "en las condiciones debidas".
Esa actuación es una prueba más del esfuerzo en materia de renovación de los equipamientos de servicios que, desde el punto de vista social, son más sensibles, como es el caso de Menores, una competencia que tiene atribuida la Ciudad y a la que dedica unos 10 millones anuales de su presupuesto. Además de la renovación del Centro Mediterráneo, se ha trasladado al equipo técnico a las dependencias del extinto CES y se ha realojado a los menores extranjeros no acompañados al Albergue para colectivos vulnerables, ubicado en Hadú, donde permanecerán hasta la construcción del nuevo y definitivo.
"Si hay un colectivo que merezca atención especial; si hay colectivo que merezca la calificación de vulnerable, si hay un colectivo que signifique una demanda absolutamente rotunda y categórica para que las administraciones públicas se vuelquen no es otro que el de la infancia", ha reflexionado el presidente antes de reconocer y aplaudir el trabajo de los profesionales del área. "El dinero no lo es todo", ha dicho para poner de relieve el trabajo del personal del área de Menores, que comanda Antonia Palomo, jefa de Servicio. "Esto funciona bien por el equipo de profesionales, vocacionales y de compromiso manifiesto, evidente e inequívoco, con los derechos del menor".
