El presidente de la Ciudad ha participado en el acto de entrega al ceutí Francisco Olivencia de la Cruz Distinguida de 1ª Clase de la Orden de San Raimundo de Peñafort, que le ha impuesto el ministro de Justicia, Rafael Catalá, en el Salón del Trono del Palacio de la Asamblea. “Satisfago un deseo personal, el de muchísimos ceutíes, porque a uno de sus mejores hijos, mi querido amigo y maestro Francisco Olivencia, se le concede una distinción de muchísima categoría”, ha dicho Juan Vivas. “Es conmovedor comprobar cómo a un hombre de mérito se le reconocen los méritos”, ha continuado un presidente convencido de que “a quien se quiere y admira, hay que decir que se le quiere y admira”.
“Yo quiero decir hoy, con toda rotundidad, que quiero y admiro muchísimo a don Francisco Olivencia; y tengo motivos como muchos ceutíes”, ha comenzado su fundamentación de lo expresado para agregar que el distinguido se caracteriza por poner “pasión, entrega, cariño y hasta devoción a su tierra, a su gente y a su profesión”. “A su tierra le ha entregado lo mejor que tiene y a su profesión, los mejores años”, ha desarrollado el jefe del Gobierno de una Ceuta que Francisco Olivencia ha defendido “ante cualquier instancia, ante cualquier foro donde hiciera falta, sin importarle colores políticos ni aspiraciones personales”.
Y de entre lo conseguido fruto de esa defensa, el presidente de la Ciudad ha destacado el Régimen Económico y Fiscal y las peculiardidades de la Hacienda local, que no serían “lo que son” de no haber sido por la “tenacidad, perseverancia, sapiencia, discreción, inteligencia y audacia” de Francisco Olivencia, a quien, además, ha puesto como ejemplo de “honestidad, integridad y decencia”. “Un maestro para la vida”, lo ha ensalzado.
“Me precio de tenerlo como amigo y maestro; de él aprendí que para coincidir en lo fundamental hay que ceder en lo accesorio, que el rival político no es un enemigo al que haya que batir si no alguien con quien se debe dialogar y alcanzar acuerdos, que a España como nación le va muy bien cuando hay unidad y cuando hay concordia y le va muy mal cuando hay desunión y discordia; que el éxito solamente está delante del trabajo en el diccionario y que hay que procurar ser coherentes, que significa procurar que sea lo mismo lo que se piensa, lo que se dice y lo que se hace”, ha añadido.
Vivas ha tenido palabras de agradecimiento y reconocimiento para el senador Guillermo Martínez, “primer eslabón” de la iniciativa que hoy ha culminado con la imposición de la Cruz Distinguida de 1ª Clase de la Orden de San Raimundo de Peñafort a Francisco Olivencia; a su esposa Ana, -“la compañera del alma y para caminar por la vida juntos, en la misma dirección, de nuestro amigo Paco”, se ha referido a ella el presidente-; y a Manuel Olivencia, hermano del galardonado además de, como ha recordado el jefe del Gobierno, amigo, colega y cómplice, “en el más alto sentido del término”.
“Si tuviera que destacar algún rasgo de personalidad de don Francisco, yo diría que el amor a España y a Ceuta, dos amores que son inseparables” y que el presidente ha enlazado con dos hechos coincidentes en el tiempo: Francisco Olivencia llegó a este mundo en 1934, el año del estreno del Himno de Ceuta, que entre sus estrofas canta aquello de que ‘el grito de viva Ceuta resuena en mi alma cual eco fuerte de un viva España’. “Parece que lo escribieron para él”, ha terminado Juan Vivas.
En el mismo Salón del Trono, y también bajo la Presidencia del ministro Rafael Catalá, el Colegio de Abogados de Ceuta ha entregado el I Premio Manuel Olivencia a la investigadora gallega María Victoria Álvarez.