La consejera de Fomento y Medio Ambiente, Kissy Chandiramani, acompañada del director general de Fomento, Bharat Bhagwandas, y de la Dirección Facultativa, ha mantenido hoy una reunión con la Confederación de Empresarios de Ceuta y con comerciantes de las calles Daoiz y Serrano, a quienes se ha expuesto el desarrollo y planificación de las obras para la remodelación de pavimentos y sustitución de las redes de servicios básicos, de las que se encarga TRAGSA y que tienen un presupuesto de 730.439 euros.
En este primer contacto se ha aprovechado para informar a los empresarios de la marcha de los trabajos así como de los plazos. La previsión es que la obra, cuyo comienzo se pospuso hasta la finalización del curso escolar para no interferir en los horarios de los centros educativos situados en las proximidades, puedan estar concluidos a mediados de septiembre. Además, la consejera ha ofrecido a los empresarios la posibilidad de sugerir cuantas iniciativas consideren para reducir el efecto que estas obras pudieran tener sobre los negocios de la zona.
Esta actuación en la calle Daoiz y Delgado Serrano incluye la remodelación completa de calzada y aceras, para hacerla más atractiva y acorde con las calles cercanas, así como la sustitución de las redes de saneamiento, la inclusión de red de pluviales, la dotación de nuevas redes de abastecimiento y de riego, la previsión de tubos en vacío para servicios de media tensión y telecomunicaciones.
Con la reforma se pretende paliar la obsolescencia de la calle y las instalaciones de los diferentes servicios que alberga, así como, prepararla para los servicios soterrados de alumbrado, inexistentes hasta la fecha, del mismo modo, renovar los pavimentos muy deteriorados y los peligrosos hundimientos que ha sufrido en determinadas zonas. De hecho, en el encuentro se ha recordado que, durante los últimos años, se vienen produciendo graves deficiencias, especialmente en la red de saneamiento, y que se ha detectado incluso el colapso de algunos tramos de la conducción, consecuencia de un amplio periodo de servicio superior a los 70 años, lo que ha llevado a la pérdida de la resistencia del hormigón en contacto con los gases de las aguas residuales y ha provocado fugas al terreno con el consiguiente hundimiento del pavimento.