09
Vie, Ago

Sanidad marca pautas para disfrutar del verano de manera saludable

Sanidad y Consumo
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Sol_y_sombra_se_dan_la_mano_en_el_litoral_ceut._CopyLa Consejería de Sanidad y Consumo recuerda que el cambio de hábitos de vida durante el verano nos expone a riesgos para la salud que son menos frecuentes en otras épocas del año y, por ello, hace énfasis en las medidas de protección que conviene adoptar al realizar actividades al aire libre, al tomar el sol o, en general, cuando visitamos piscinas y playas. Asimismo, desde la Consejería nos recuerdan las pautas para una alimentación saludable en esta temporada del año.

El objetivo es prevenir posibles riesgos de quemaduras en la piel, intoxicaciones, enfermedades o accidentes que pueden afectar a nuestra salud. "Prevenir", subrayan desde la Consejería, "es prolongar la salud" y, para ello, Sanidad y Consumo traslada a la ciudadanía varias recomendaciones para disfrutar de un verano seguro.

En cuanto a cuidar la alimentación, los primeros consejos son lavarse las manos antes de preparar la comida y antes de disfrutar de ella, así como prestar especial atención al consumo de huevos, pues es un medio de cultivo ideal para los gérmenes. Otras recomendaciones al hilo de esto son usar mayonesa industrial y, en caso de utilizarla casera, fabricarla con huevos pasteurizados, y guardarla en el frigorífico como máximo 24 horas. Cuidado, también, hay que tener con la fruta y verduras que se ingieran crudas. Sanidad subraya que hay que lavarlas bien en agua antes de su consumo.

El uso de neveras o bolsas isotérmicas para el transporte de alimentos que requieran refrigeración –es el caso de todos los perecederos-, no beber agua de manantiales o fuentes no controlados y comprobar la fecha de caducidad de los alimentos son otras cuestiones que conviene tener presentes para procurarse una alimentación saludable.

Disfrutar de las playas y piscinas sin riesgo

Las playas y las piscinas, áreas de recreo, diversión y esparcimiento, son espacios habituales para el paseo, el baño y la natación durante esta época y esas actividades, a su vez, son beneficiosas para la salud. Sin embargo, un uso o unas condiciones inadecuados pueden convertirlos en todo lo contrario.

La Consejería de Sanidad y Consumo hace énfasis en que para que se puedan utilizar y disfrutar de manera saludable, es necesario que reúnan buenas condiciones higiénicas y sanitarias, lo que constatan periódicamente los servicios técnicos de la propia Consejería. Pero para que esa buena situación se mantenga, es imprescindible la colaboración de los usuarios.

En esa línea, desde la Consejería apelan a la responsabilidad de todos, actitud que se ha de traducir en atender los consejos de los socorristas, respetar las señalizaciones de baño libre y el color de las banderas, extremar la precaución si hay medusas y no tocar esos urticantes animales aunque estén en la arena muertos.

Entrar en el agua despacio, sobre todo después de tomar el sol, en días de mucho calor, después de ejercicio físico intenso o tras una comida copiosa; usar gafas para el baño, evitar sumergirse en piscinas si se padece algún tipo de enfermedad infecciosa o herida en la piel; utilizar gorro y chancletas para blindarse ante los hongos, no lanzarse de cabeza al agua sin conocer el fondo y la profundidad y poner a los más pequeños, que han de bañarse acompañados, un chaleco salvavidas son otras medidas de precaución que contribuirán a que el verano en playas y piscinas transcurra sin percances.

La piel tiene memoria

Para disfrutar de un verano saludable también es necesario, como recuerdan desde la Consejería de Sanidad y Consumo, protegerse del sol, que si bien favorece la formación de vitamina D, aumenta la absorción del calcio en los huesos y previene el raquitismo y la osteoporosis, en exceso, además de quemarnos, tiene otros efectos perjudiciales como arrugas, envejecimiento prematuro e incluso cáncer.

Protegerse del sol significa adoptar conductas que van desde exponerse de forma gradual los primeros días, evitarlo entre el mediodía y las 17.00 horas y cubrirse la cabeza hasta usar una crema protectora cada dos o tres horas, tomar líquidos en abundancia, en especial agua; y extremar estas medidas cuando se trate de menores de tres años, que siempre han de estar con camiseta y gorro. Los bebés de menos de seis meses no deben exponerse nunca al sol.