La Consejería de Sanidad y Consumo, en colaboración con el Instituto de Salud Carlos III, ha instalado equipos captadores de PM 10 y PM 2,5, pequeñas partículas de polvo, cenizas, hollín, metal, cemento o polen, para, en el marco de la tercera campaña de medición de la calidad del aire, conocer su grado de concentración en esta época del año –en campañas anteriores se ha hecho lo mismo en otras estaciones- y, por ende, cómo es el aire que respiramos. Sanidad estudia sustituir las campañas temporales, como la que está en ejecución, por un control permanente.
Esas sustancias, según el grado de concentración en que se den, pueden repercutir en la salud de las personas, pues están relacionadas con deficiencias cardiorespiratorias y cardiovasculares. "La contaminación atmosférica es un área importante de la salud ambiental, que a su vez es fundamental para prevenir enfermedades con ese origen", ha puesto de relieve el consejero, Adelhakim Abdeselam.
De ahí que la Consejería esté valorando la viabilidad de implantar una estación permanente para disponer de ese tipo de información durante todo el año. Esa posibilidad está en estudio, pues antes de adoptar una decisión hay que analizar si es viable su ejecución.
En la actualidad se llevan a cabo mediciones temporales. La de ahora es la tercera campaña implementada con el Instituto de Salud Carlos III y los resultados obtenidos hasta la fecha permiten afirmar que el aire en Ceuta no es peor que el de otras zonas urbanas. "El empeño es mejorarlo", ha apostillado Abdeselam.
Saúl García, técnico del Instituto de Salud Carlos III, ha explicado que los equipos de referencia instalados hoy para medir la concentración de PM 10 y PM 2,5 tienen un sistema similar al de un pulmón humano, lo que permite ver su comportamiento expuesto al aire que respiramos y, de esa forma, conocer los efectos que tiene en la salud de las personas.