La Comisión de Alcohol y Menores, creada por la Consejería de Sanidad, Servicios Sociales, Menores e Igualdad, ha decidido la constitución en su seno de varios grupos de trabajo para abordar, de manera segmentada, los temas que se han analizado este pasado lunes en la última reunión, como son el cumplimiento de la normativa sobre la prohibición de venta de alcohol a menores, así como de la necesidad de establecer un marco legal, dentro de las competencias jurídicas de la Ciudad, que de respaldo a las actuaciones policiales que se deriven, ponga límite a los vendedores de alcohol a menores y proteja al menor en cuanto a la accesibilidad a la compra de alcohol.
Igualmente se ha subrayado la necesidad de editar una campaña de concienciación sobre el consumo de alcohol dirigida a la población general; así como generar alternativas de ocio y tiempo libre incompatibles con el consumo, teniendo en cuenta a las asociaciones juveniles de nuestra ciudad.
En otro orden de cosas, la Policía Local y los técnicos del Plan Sobre Drogas recibirán formación sobre el funcionamiento de dispositivos de detección de drogas en saliva; los primeros para la detección de sustancias psicoactivas en la conducción, y los segundos con el fin de tener un instrumento objetivo que refuerce las intervenciones preventivas que desde la Unidad se llevan a cabo con las familias y menores.
La Unión Europea, donde más se bebe
Según los datos de la Organización Mundial de la Salud, la Union Europea es la zona del mundo donde más se bebe, y aunque España está por debajo de la media europea, la situación es preocupante sobre todo entre adolescentes, que es donde se observa gran permisividad y tolerancia ante los consumos.
Su consumo está fuertemente ligado a la cultura occidentañ y la percepción de riesgo es baja. Para muchos jóvenes beber alcohol es una práctica fuertemente ligada al ocio de fin de semana y a su forma de socializarse. Fenómenos como el botellón o binge drinking (consumo de grandes cantidades de alcohol en un breve periodo de tiempo) se han establecido como costumbre habitual de fin de semana entre los adolescentes. Los efectos que se derivan de la ingesta de grandes cantidades de bebidas alcohólicas en un escaso tiempo son múltiples y relativamente frecuentes: borracheras, peleas, discusiones, conflictos familiares y dificultades para estudiar, entre otras.