El presidente de la Ciudad, Juan Vivas, hizo este jueves entrega del XVII Premio Convivencia que recayó en el obispo de Bangassou, Juan José Aguirre Muñoz, en el transcurso de un acto que se desarrolló en el Teatro Auditorio del Revellín.
La ceremonia de entrega se inició con la interpretación del coro de la Escolanía de Ceuta y, tras la proyección de un vídeo dedicado al galardonado, la secretaria del Patronato de la Fundación Premio Convivencia, Isabel Valriberas, dio lectura al acta del fallo del Jurado que reconoció la labor que Aguirre ha realizado durante toda su vida en la República Centroafricana “para reconciliar etnias, culturas y religiones en un país arrasado por la guerra, superando el odio y la desconfianza hacia el distinto, hacia el qu eno piensa igual”.
Tras la entrega de la estatuilla de Elena Laverón y del diploma acreditativo del premio, el presidente Vivas intervino en el acto. En su discurso, alabó la labor del obispo y su vida dedicada a los demás, “a los pobres y necesitados en una de las regiones más pobres y necesitadas del planeta; a combatir los estragos de la malaria, el SIDA o la lepra, a luchar contra la pobreza en sus más crueles manifestaciones, a construir colegios, hospitales, quirófanos y dispensarios; a edificar ilusión y a proteger la dignidad humana sin distinguir por razón de credo, raza o cualquier otra condición”, elogió Vivas.
El presidente también tuvo palabras de reconocimiento hacia la Fundación Premio Convivencia, de la Consejería de Educación y Cultura, que ha cumplido este año su vigésimo aniversario. “Entre sus muchos méritos, la firme y feliz convicción de que la defensa de la convivencia en nuestra ciudad no tiene credo ni color político, debe ser, tal como demuestra la asistencia a este acto, cosa de todos: una sola voz, una sola voluntad, un solo corazón al servicio de una causa de la que depende el porvenir yla supervivencia de nuestra ciudad”, enfatizó el jefe del gobierno autónomo en su intervenición.
Tras las palabras de Vivas, fue el obispo de Bangassou el encargado de tomar la palabra. Aguirre dedicó el premio a los 11.000 misioneros españoles repartidos por el mundo y a los miles de africanos que “como alfareros me han hecho distinto a como llegué allí con 28 años”. Su discurso también estuvo marcado por la esperanza al insistir en que África puede ser un continente de futuro si es capaz de romper con el vicio de la corrupción y si consigue echar a los que vienen a robar sus materias primas.
La inmigración fue otro de los temas que abordó Aguirre en su emotiva intervención relatando el infierno por el que pasan los inmigrantes para alcanzar una vida mejor. Son, sin embargo, los más pudientes o los más fuertes, reflexionó el obispo, mientras que la mayoría migran dentro del propio continente africano.
Ya este viernes, y aprovechando su presencia en Ceuta, el premiado ofrecerá la confrencia ‘Centroáfrica: entre la guerra y la esperanza’ en la Biblioteca Pública Adolfo Suárez a las 18.00 horas.