El artista almeriense Juan Morante desembarca en Ceuta para presentar su exposición Espacios animados, que podrá verse en el Museo de las Murallas Reales hasta el próximo 3 de julio. La muestra será inaugurada el viernes día 13 a las 20.00 horas con la presencia del propio Morante.
El artista, que ha sido comisariado por Fernando Barrionuevo, presenta el trabajo plástico de los dos últimos años, trabajo realizado expresamente para esta exposición. Un total de 115 obras pictóricas de gran, medio y pequeño formato y una serie de "instalaciones" en base al reciclado de tubos de cartón pintados con cinta autoadhesiva monocromática, transformando un soporte en apariencia pictórico, en objeto tridimensional y en materia prima para la construcción instalativa.
La obra de Morante es sin duda expresión fiel de su carácter, de su espíritu inquieto y su constancia en todo lo que hace. También es el resultado de una trayectoria profesional y de superación. Arquitecto técnico por la Escuela de Arquitectura Técnica de Barcelona, se licenció en Bellas Artes en la Facultad Alonso Cano de Granada, donde hizo estudios de doctorado y la especialización en grabado. Entre 1981 y 1998 ejerció como técnico del Ayuntamiento de Almería para ponerse al frente, a continuación, del Centro-Museo de Arte de Almería.
Como afirma el crítico Iván de la Torre, Morante ha ido conformando desde los años 80 un lenguaje creativo propio, un lenguaje ambivalente y dinámico, que se ha movido sin complejos y con soltura, alternativamente, entre el mundo de la pasión y el mundo de la razón.
El núcleo principal de esta exposición lo constituye su posicionamiento crítico contra la pérdida de identidad, sublimado en la imagen transformada del perfil arquitectónico de su ciudad, Almería, si bien podría postularse como rebelión contra una situación que trasciende lo local.
UNA OBRA HECHA DESDE DENTRO Y HACIA FUERA
En referencia a la actitud pictórica de Juan Morante, Fernando Barrionuevo asegura que "lo que le preocupa y casi diría le obsesiona es la proyección que de su obra se manifieste desde dentro hacia fuera, desde la órbita de lo pasional hacia la esfera espacial". Así, de sus explícitos gestos lineales surgen de manera reiterada figuras geométricas salpicadas en su mayoría, y como si de una tendencia se tratase, de múltiples ventanas en cubículos abiertos, que nos dan a entender su deseo reiterado de encontrar y hacer partícipe al público que está en el otro lado de lo que se esconde detrás de esos huecos, a veces incluso nos lo desvela.La importancia no está tanto en la forma manifestada, en la técnica utilizada ni en los colores conseguidos sino en la conjunción de trazos reiterativos que emergen del vector interior del artista.
Juan Morante aplica en su totalidad el concepto de Malevich de que "la luz no parece ser el objetivo principal, sino un medio técnico que sirve para revelar lo conocido de la profundidad de las tinieblas". Y de esa profundidad nacen obras fragmentadas en diferentes niveles, desde ciudades concebidas como utópicamente realizables, en las que la inevitable experiencia arquitectónica, y sobre todo la influencia de la arquitectura neoplástica nos aportan resultados visibles, hasta fracciones de edificios abiertos para ser vividos como espacios animados.
Para Juan Morante las ciudades mediterráneas en todos sus contextos son el escenario de su ansiada libertad creativa, son su fuente de color, de las que extrae sus máximas percepciones, y a las que él contribuye aportándoles el equilibrio y la belleza tan manifestados en sus obras.
Si se busca alguna característica clara que identifique la obra de Morante es sin duda la evidencia de la búsqueda continua de la armonía entre el color y el ritmo. Así en sus series pictóricas y escultóricas: arquitecturas, fragmentos y abstracciones, el equilibrio cromático es lo que las dota de coherencia y las vislumbra claramente como esencia final de su fuero más interno.
Aún a pesar de su extenso trabajo y larga trayectoria Juan Morante sigue impasible en la búsqueda continua de su perfección abstracta.