Las prospecciones arqueológicas promovidas por la Consejería de Educación, Cultura y Mujer en el entorno de las murallas mariníes en febrero y diciembre de 2011 han sacado a la luz diversos tramos del recinto amurallado del Afrag en sus flancos norte y oeste y dos torres, una en cada uno de esos frentes. El arqueólogo municipal, Fernando Villada, ha dirigido los trabajos, en los que ha participado, además, la empresa Arqueotectura.
En el flanco norte, las prospecciones arqueológicas han permitido localizar una torre y un lienzo de muro de unos cinco metros de longitud. Se trata de los primeros vestigios de la fortificación identificados en este sector del recinto.
En el frente oeste, los arqueólogos han descubierto tres nuevos tramos de lienzos, con una longitud total de más de 25 metros, además otra torre. En este mismo frente, se habían identificado previamente algunos lienzos en la fase de prospección de la carta arqueológica terrestre –aquel trabajo lo dirigió Darío Bernal- y durante la excavación preventiva que en 2007 supervisó otro arqueólogo, José Suárez.
Desde la Sección de Patrimonio de la Consejería de Educación, Cultura y Mujer explican que estos trabajos, sumados a la excavación de la puerta de Fez, que permitió identificar su tipología y fases constructivas; y a la intervención restauradora llevada a cabo recientemente en dos torres y un lienzo del frente oriental, aportan una información esencial para la reconstrucción del trazado primitivo de estas murallas, las del Afrag mariní, que, declaradas bien de interés cultural en 1995, fueron edificadas a inicios del siglo XIV por el sultán Abu Said.
EXPLICACIÓN HISTÓRICA
El arqueólogo municipal explica que la construcción de esa ciudad, también conocida como Al Mansuria, se enmarca en el complejo sistema de alianzas estratégicas que caracteriza las primeras décadas del siglo XIV. La alianza entre aragoneses y mariníes, sellada en el Tratado de Paz de 1309, animó a los ceutíes a expulsar a las tropas nasríes que entonces controlaban Ceuta y someterse, de nuevo, a los mariníes.
Esto posibilitó el retorno de la familia azafí a Ceuta, donde sus miembros ejercerán el gobierno como delegados del sultán mariní, situación que no dejó de plantear dificultades por su mutua desconfianza: los azafíes veían con preocupación el fortalecimiento del poder mariní, que limitaba su capacidad de decisión; y el sultán recelaba de las veleidades de los azafíes, siempre propensos a limitar su relación con el monarca a un mero sometimiento protocolario.
Esta situación, unida a las disensiones internas entre los azafíes y al progresivo afianzamiento del poder del sultán mariní, desembocó en la conquista de Ceuta por Abu Said en 1328/1329. Los mariníes vuelven así a dominar la orilla sur del Estrecho de Gibraltar, que abre la puerta a las incursiones en Al Andalus, para las que la posesión de Ceuta es decisiva.
Precisamente, una de las medidas de mayor calado para afianzar su posición fue la construcción de esta ciudad levantada ex novo en las proximidades de la medina ceutí.
VESTIGIOS MEDIEVALES
De las edificaciones interiores y exteriores, como el palacio, la mezquita y el baño que describen los cronistas no se conserva nada hoy. Lo que perdura es la cerca exterior que defendía el recinto. Estas murallas, construidas en tapial, son uno de los principales vestigios de época medieval conservados en Ceuta, si bien han sufrido grandes pérdidas desde el siglo XV, acentuadas, especialmente, en la segunda mitad del siglo XX.
Hasta el momento, se conocían aproximadamente 500 metros lineales de muro y un total de 14 torres. Los nuevos lienzos descubiertos ponen de manifiesto, por un lado, la importante contribución de la investigación arqueológica al conocimiento de nuestra historia; y por otra parte, el interés de este monumento y la necesidad de profundizar en su conocimiento y en su conservación.