El presidente de la Ciudad, Juan Vivas, ha descubierto hoy, en presencia de su familia, la placa en recuerdo de Isidro Jarque, el funcionario municipal al que está dedicada la Sala de la Rotonda del Palacio de la Asamblea. Jarque (Ceuta, 1929-1993) es una persona recordada y muy querida en el Ayuntamiento, para el que trabajó desde principios de los años 50, tal y como hoy ha rememoradoVivas a sus hijas, Paloma y África, que han participado en este íntimo homenaje junto con el resto de familiares en la Planta Noble del Palacio de la Ciudad.
De Jarque el presidente ha subrayado que era el símbolo de los valores que deben caracterizar a cualquier servidor público “y que no pasan de moda, como la lealtad, la vocación y un sentido del deber fuera de lo común y así estuvo hasta el último día”. “Han pasado los años y sigue siendo un referente”, les ha dicho a sus hijas, “y lo sé porque tuve la oportunidad de conocerlo, apreciarlo y admirarlo. Todavía hoy, hay momentos en los que lo pongo como ejemplo”.
Vivas ha destacado que Ceuta y la institución “siempre estaban por encima” para Isidro Jarque, “quien también tenía una capacidad de juicio para discernir y analizar admirable”, así como una solvencia profesional inmejorable, en palabras del presidente.
La propuesta de que la Sala de la Rotonda llevara el nombre de este funcionario fue aprobada por el Consejo de Gobierno a finales de enero para mantener su recuerdo vivo dedicándole una de las estancias institucionales del edificio en el que desarrolló su labor profesional.
Jarque comenzó a trabajar en el Ayuntamiento de Ceuta en 1951 y desde el primer momento fue considerado como un funcionario prudente y preparado. En 1981, ya como jefe de Negociado, fue designado como secretario particular de la Alcaldía, en la que llegó a ser imprescindible para los alcaldes, fuera cual fuera su signo político. Era tal su prestigio y cualificación que llegó a sustituir, con frecuencia, a finales de los 80, al secretario general en sus ausencias.