La Ciudad se resarcirá por los servicios de diversa índole que presta como consecuencia del transporte de determinadas mercancías en régimen de viajeros en los espacios aledaños a la frontera, el conocido como negocio del bulto, así como por las actividades que se ve obligada a realizar para mitigar el impacto ambiental negativo asociado al empleo de bolsas de plástico de solo un uso y no biodegradables.
En ese contexto se encuadra la propuesta aprobada con carácter inicial hoy por el Pleno de la Asamblea, previa defensa de la consejera de Economía, Hacienda y Administración Pública, Susana Román, para la creación de la tasa por la prestación del servicio de racionalización, ordenación, control del transporte continuado de determinadas mercancías y gestión de ciertos plásticos, además de la propia ordenanza fiscal que la regule.
La tasa grava la prestación, por parte de la Ciudad, del servicio de ordenación, verificación y control del volumen, cantidad y peso de determinadas mercancías transportadas en régimen de viajeros y de forma continuada en el Punto de Inspección Comercial ubicado en el puerto, que es consecuencia de la producción o importación de dichos bienes en Ceuta. De forma más concreta, esos bienes o mercancías a los que se refiere son las prendas y complementos de vestir, mantas, ropa de cama, mesa, tocador o cocina; y artículos de tapicerías, calzado, sombreros y demás tocados que o bien tengan señales apreciables de uso o bien se presenten a granel, en balas, sacos, bolsas, fardos o acondicionamientos similares, reza el texto aprobado hoy inicialmente. La cuota que se determina es de 15 céntimos de euros por kilogramo.
Combatir el fraude
Aunque la aprobación de hoy no es más que inicial, la consejera del área ha aclarado que la elección de ese tipo de mercancía como objeto a gravar no es casual. La consejera Román ha fundamentado esa afirmación con datos que prueban la existencia de una bolsa de fraude en ese sector. Entre esos datos, destacan las hasta 690 declaraciones fraudulentas detectadas el último año o las sorprendidas en ese mismo periodo de hasta un 280 % por debajo del valor medio del producto en cuestión. Y es que algo más del 62 % de las declaraciones de ese tipo de mercancía efectuadas en dicho tiempo estaban por debajo de su valor real. En euros, eso se traduce en que los menos de 3,2 millones declarados eran, en realidad, casi 5,3.
Román ha hecho hincapié en que la lucha contra el fraude es una necesidad y, por eso, como ha anunciado, Servicios Tributarios abrirá, además, un punto de control dentro del nuevo paso del Tarajal que será atendido por personal contratado ex profeso, para lo que se abrirá una bolsa de trabajo.
El penalizado, el importador de las bolsas
En cuanto a la prestación del servicio de gestión como residuo de bolsas de plástico de un solo uso no biodegradables, se establece una cuota de 2,5 euros por kilo este año y el que viene; 4 euros por kilo en 2018; y 5 euros por kilo en 2019 y siguientes. El objetivo de esta medida, más allá del expuesto como medio de resarcimiento de la Ciudad por los servicios que se ve obligada a prestar para gestionar ese tipo de residuo plástico, es proteger el entorno natural. Con esta tasa no se penaliza al particular sino al importador o productor del residuo en cuestión.
Así, la ordenanza fiscal reguladora aprobada inicialmente por el Pleno de la Asamblea determina que el pago de la tasa hoy aprobada de forma inicial se efectúe en el momento en el que las mercancías sean puestas a disposición del adquirente, no establece exenciones y considera sujeto pasivo de esta tasa el importador o productor de las mercancías afectadas.